jueves, 8 de noviembre de 2007

El pedo


Con muy poca precisión tratas de enfocar el reloj con intenciones de ver la hora, pero lo único q podes distinguir es el color del reloj manchado con trozos de pizza de esa misma noche. Sentís el olor nauseabundo del Fernet mezclado con cerveza y un poco de acido gástrico y decidís bajar el brazo y situarte en tiempo por el sol. Asombrosamente el sol ya había salido y te das cuenta que los pájaros estaban cantando. Tratas de recordar como eran aquellos domingos en los que madrugabas de chiquito para ver tele y tomar jugo con galletitas pero lo ves tan lejano que desechas la idea. Las 11 más o menos tiras, no ni ahí... tendría que haber gente en la calle. Las 9? Mmhh puede ser, pero el mercadito de enfrente tendría que estar abriendo y parecía que no (Abre los domingos? No tenes ni idea porque los domingos estas hecho una piltrafa humana que ni se mueve y lo poco que se mueve lo hace arrastrando las pantuflas). Dar una vuelta es lo mejor, podes tomar aire y preguntar la hora. La hora es muy importante porque hay q saber si hay q entrar derecho a dormir o podés ir a la cocina a tomar agua y comer pan con ketchup y/o mayonesa (una comida sencilla que no implica mucho esfuerzo y en pocas cantidades puede saciar la gula, pero es un arma de doble filo, excederse implicaría una resaca indudablemente peor). En caso de que sea muy tarde existen posibilidades que alguien (en especial tu padre) haya bajado temprano porque la noche anterior se durmió mirando Discovery Channel a las 11, daban un especial sobre los felinos de la sabana africana. Si es así tendrías que pasar la inspección la cual consiste en acercarse a preguntarte como te fue manteniendo una distancia de 5 a 15 cm aproximadamente mientras trata de ver tus ojos y sentir tu aliento. La clásica salida a esta situación es la menos recomendada, responder tapándose la boca y mirando hacia abajo o simplemente voltearse distraídamente al responder (ya sea para “atarse los cordones” o para “ir a soplarse la nariz al baño”) en cualquiera de estas situaciones el analista puede asumir los resultados y viniendo de un padre, en un 98,7% tiene razón (clínicamente comprobado). Lo mejor como todo es la prevención, en este caso no entrar después de las 8 o si vas a entrar hacerlo en silencio y correr derecho a la pieza sin que te escuche. Decidís caminar y preguntar la hora, pero de lo que no te das cuenta hasta después de diez metros es q tus pies no responden a las señales enviadas desde tu cerebro en tiempo ni en forma y terminas tirado en el piso patéticamente tratando de levantarte apoyándote en un yuyo q no te aguanta y volviéndote a caer. Pero de eso no es lo único de lo que te das cuenta tarde, el yuyo no era un yuyo si no un arbolito recién plantado y no estaba en cualquier lado si no que estaba en el jardín del vecino, y aparentemente el vecino estaba afuera y como si fuera poco estaba regando. Tu primera reacción es mas patética que la situación anterior, tratas de acomodarlo a pesar de que esta partido al medio y balbuceas tímidamente un “discúlpeme señor vecino” (porque ni siquiera sabes el nombre y si lo supieras no lo recordarías). El hombre bondadoso decide no mojarte con la manguera y grita un aliviante “Salí de acá pendejo de mierda”. Finalmente podés salir de esa situación, dejando aquella puteada como un cierre a la “discusión”. Volvés los tristes diez metros que habías hecho anteriormente pero esta vez con menos zigzagueo y con una postura más “sobria” como si tu estado se hubiese arreglado luego de aquella embarazosa situación. Te apoyas contra la pared y te pones a pensar... ¿cómo puede durar tanto un pedo así?

1 comentario:

Lucía Salas dijo...

hola!
soy lucía, no se si te acrodás de mi, voy a la esc nueva y son la hermana de josi, estaba paseando por fotologs y vi tu blog en el de aranda, está muy bueno, coincido con lo que decís, de las cajitas y llas relaciones personales.
bueno eso era, chau!
un beso!